lunes, 4 de julio de 2016

Ángel Mendoza: "cómo no recordarla"

Es verdad, la belleza verdadera lastima hasta el tuétano. Es algo que descubrí al principio de la adolescencia. Ángel Mendoza desarrolla muy bien una de esas punzadas en este poema. 

   Y es que, creo, la causa más importante de la herida de la belleza es nuestra desolada incapacidad para abarcarla o, como en este caso, retenerla.


  CREPUSCULARIO

     Lo bello no es sino el comienzo de lo terrible
                      (Rilke)

La alegría de ver cómo sube hacia el sol
la flor niña que aún tiembla, memoria de mis manos.
La inquieta sensación de estar venciendo,
mientras se va perdiendo, sin embargo.

La belleza que duele, cómo no recordarla,
risa ahogada en el agua de todos los veranos,
frágil beso fugaz de lo imposible,
resplandor traicionero del ocaso.


Extraigo estos versos  del último libro del poeta (excelente, como cabía esperar de Ángel). Su título es Noviembre (Madrid, Ediciones Complutense, 2016), y la edición obedece a haber ganado un premio convocado por esa Universidad. 

Julian Merrow-Smith

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