jueves, 29 de enero de 2015

Estación poesía, 3

   Ayer llegó a mi buzón el número tres de Estación Poesía. Cuánto lo agradecí. Es bueno vivir con puntadas periódicas que nos asgan a la poesía nueva con pespuntes de este tipo. La Universidad de Sevilla (el CICUS) y Antonio Rivero Taravillo hacen posible esta buena revista, este asidero. Con el nuevo número (en papel que puedo tocar, hojear, oler) me pongo al día de los inéditos más recientes de poetas que me gustan y, además, me llega la primera noticia de quienes no conocía aún. No todo tiene que gustarme por igual, que una tiene sus querencias estéticas, qué le vamos a hacer; pero Antonio y su comité asesor son poetas buenos, gente con criterio y exigencia, cosa que se agradece mucho en estos tiempos en los que parece que todo vale. Dejo asomado aquí, a modo de ejemplo, el poema con el que colabora en este número José Julio Cabanillas, un poeta que siempre me ha gustado. Estos son sus versos frescos, celebrativos, magníficos:

            EL POZO

 La garrucha está fresca
aunque el sol ya está alto, más arriba
de los negros tejados. No hay sombra para nadie.
Sube del pozo, mecido por el ronco
girar de la polea
un cubo de agua limpia, delgada, generosa.
Cuanto yo sé de mí, cuanto puede aprenderse
del universo todo, aquí lo bebo.
El eje de la tierra, el lento germinar de las estrellas,
el ojo de los lagos,
la cola de un cometa que llega del vacío...
Y aquí el agua que canta
con su glu glú de niña que no sabe
pero guarda la llave que abre todos los cuartos.
Agua, hermana, límpiame tú los ojos,
di mi nombre,
espanta tantas muertas estrellas que ahora llevo
dentro del corazón como ascuas quietas.
Agua, hermana, vocecita que alza,
de la vida a la vida, a quien llega a tu lado.
Deja un sorbo en la boca de quien sabes.


 

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