miércoles, 17 de septiembre de 2014

Laura, Fiammetta, Beatrice

  En clase hablamos de Florencia en el siglo XIV: de Petrarca, de Boccaccio y de, antes que ellos, Dante.  Intentaba yo sintetizarles -con voluntad tan razonada y razonable, como interesada-  el discurrir de tres siglos, en un esquema que pretendía abarcar la manera de pensar y de sentir de queseyocuántos miles o millones de seres humanos. Vinieron a mi discurso, naturalmente, Laura y Fiammetta y Beatrice y pensé, una vez más, en la extraña fertilidad literaria de los amores difíciles; fertilidad que va más allá del fácil tópico trovadoresco y sus secuelas petrarquistas, a menos que -como me sospecho- sigamos siendo más petrarquistas de lo que creemos en el siglo XXI.

  Fue hermoso recurrir al cuadro de Henry Holiday que durante muchos meses visité casi semanalmente en la Walker Gallery y al que dediqué este poemita en Donde la hoguera verde. 



EN LA WALKER GALLERY
(Dante and Betrice de Henry Holiday)


Quizá siente vergüenza
de estar avergonzado.
Hay un puente y riberas
atestadas de casas que parecen
sujetarse a sí mismas
e impelidas al río,
apenas sostenidas en la piedra
por arcos y soportes.
Dante también se apoya en un pretil
en la precariedad de un puente
y se oprime el costado,
donde un raro temblor
amenaza derrumbe.

Erguida y sin mirarlo,
ella es el río y, mientras pasa,
el remanso se vuelve torrentera.

Henry Holiday

No hay comentarios: