domingo, 10 de marzo de 2013

Problema y misterio

   Estuve ayer en Jerez en una conferencia del Prof. de Filosofía Acosta López y salí de ella encantada. El acto fue ameno, incluso divertido; y él, agudísimo.  No creo incumplir ninguna ley de copyright ni de la SGAE ni nada de eso si publico aquí unas notas que tomé de algo que para mí fue revelador. Se trata de la distinción que hizo entre problema y misterio. Ambas son dos realidades que comprenden la razón, pero mientras los problemas se resuelven porque los podemos abarcar (aunque algunos tarden siglos, como el teorema de Fermat, por ejemplo), los misterios -que son también realidades- no se resuelven, sólo son entes de reflexión infinita (y esta expresión me encantó), porque no los podemos abarcar en su totalidad.  Entre los misterios se encuentra el amor, el sufrimiento y la muerte (claro que para los racionalistas, digo yo, lo primero tendrá una explicación química y psicológica y los otros dos no son misterios de ninguna clase).  La fe abraza el misterio -explicaba el profesor Acosta-  y así el misterio es el ámbito donde se juntan fe y razón. De modo que volvemos a lo mismo: sin fe...

P.S. Me apunta nuestro amigo Suso que esta distinción procede de Gabriel Marcel, cosa que el conferenciante señaló claramente aunque yo no lo haya escrito aquí y aunque para mí sí que era una reflexión nueva cuando se la escuché -gracias, Suso-.
  

   
Monet

   

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