miércoles, 9 de enero de 2013

Manos

 Visité hace ya algunos días la excelente exposición temporal de Murillo en "Los Venerables" y, naturalmente, disfruté enormemente de ella. Pero, para no variar, de esas horas, me quedé sobre todo con un par de impresiones bastante marginales. No sé si a muchos nos ocurre lo mismo, o si esto es una rareza más de mi más que mediana cosecha de ellas, pero, ante la enormidad de algo, casi siempre me acabo quedando para mí con una parcela pequeña, con un detalle impresionante aunque nimio y entonces lo anoto para no sentir de manera caótica, para pensar el sentimiento, vamos. Es prácticamente una necesidad, como si mi inconsciente se rindiera a poder percibir todo lo admirable de una vez porque sabe que no puede, que no es capaz de asimilarlo.
  En este caso se trataba de la mano de la "Santa Rufina" de Velázquez. Esta "Santa Rufina está en el mismo edificio que acoge la temporal de Murillo, en una sala pequeña, justo en la diagonal, cruzando el patio, de la capilla donde por unas semanas se ha vuelto a alojar la Inmaculada que de allí se llevaron hace como un par de siglos. El cuadro -el "Santa Rufina" digo- es en sí mismo una maravilla, con esa sobriedad tan del gusto de hoy mismo.
  No voy a comentar nada, sólo quiero publicar aquí la mano de esa imagen en el centro y, abajo, las manos de las Santas Rufinas de Murillo (dos) y de Zurbarán (y recuerden que Velázquez es un pintor anterior a los otros). Podría añadir muchas más manos, pero creo que con eso basta. Las imágenes hablan por sí solas de la falta de impostura, la naturalidad, el instinto de verdad.

Valázquez
                 

             Zurbarán                     Murillo                        Murillo               

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