domingo, 7 de octubre de 2012

Guillermo

   Cuando envié Poemas para sobrinos a la editorial había un poemita que estaba dedicado a X. Creo que fue al corregir las pruebas de imprenta cuando pude despejar la incógnita puesto que ya sabía que se llamaría Mencía la personita a la que se lo quise dedicar. Para Guillermo, mi último sobrino, no hay ningún poema en ese libro porque él nació el 20 de enero de 2011. Le debo uno. 
   Si ahora me hicieran alguno de aquellos cuestionarios cursis y absurdos que de vez en cuando aparecían en las revistas para adolescentes hace años (para adolescentes cursis y absurdas, sin duda alguna) y me espetaran:
   -¿Un color? -yo respondería entregada sin condiciones a la cursilería y sin reconocerla:
   -El azul limpísimo de los ojos de mi sobrino Guillermo.
   -¿Un sonido?
   -La risa de mi sobrino Guillermo.
   -¿Un tacto?
  -El pelo increíble de mi sobrino Guillermo  -y acentuaría largamente la "i" de "increíble" sin sonrojo.  
   -¿Un olor? 
   Ahí probablemente me pararía a sopesar que si las hojas de los geranios, que si la lavanda fresca... o el pan recién horneado, o  el chocolate caliente... la tierra mojada por la lluvia... cierto perfume de marca japonesa... Pero, después de pensarlo bien, acabaría decidiendo convencida:
   -Guillermo.

Guillermo fotografiado por su hermana Cristina


5 comentarios:

Fernando dijo...

Te comprendo muy bien, Inmaculada: yo no he tenido hijos y nunca me han gustado nada los niños, pero desde que tuve 3 sobrinos (ya muy mayores, casi adolescentes) todo su mundo empezó a gustarme.

Preciosa la foto (o precioso el niño, no sé).

Inmaculada Moreno dijo...

A mí me pasa igual: nunca me gustaron especialmente los niños, pero por cada uno de mis 10 sobrinos daría la vida. Dicen que el amor de madre es supremo; yo no sabría querer más.
El niño, el niño es precioso.

Inmaculada Moreno dijo...

Ah, y la fotógrafa, que también es preciosa, es su hermana de 14 años.

José Antonio del Pozo dijo...

es verdad, el amor de los tíos, tíos y tías, I mean, no sé si está del todo reivindicado. Yo tengo una sobrinita que va a hacer dos años, Olimpia, y es verdad, se adora su olor, su piel... a mi me retrotrajo a la experiencia total de mi hijo Fernando,q hoy tiene 17 años, y es q el tiempo lo va borrando todo... hasta que llega un bebé y lo hace renacer todo de nuevo.
Es verdad, qué bonita es la foto, qué sosiego tan conseguido.
saludos blogueros, Inma

Inmaculada Moreno dijo...

Gracias, José Antonio. Saludos blogueros, tío (en el sentido familiar, no en el macarra)