jueves, 21 de junio de 2012

Día 21

  Quizá, como decía Issa, hay instantes escasos y luminosos en que se nos hace muy patente el gran misterio de la vida... Sin embargo, el gran misterio constante para el hombre es la muerte.
Pedro Sevilla publicaba en el nº 4 de Isla de Siltolá (pág. 33) este estupendo poemita:



                Cementerio en Rabat


         ¿Que no se olvida a los muertos?
         Yo he visto cubrir al mármol
         la yerba de un cementerio.


         Son los desastres del tiempo,
         que con el tiempo olvidamos
         los recuerdos de un recuerdo.


         Menos mal que Dios es bueno,
         y a lo mejor con sus manos
         nos roza y nos hace eternos.


   Hay un mármol concreto en el que es posible que haya mucha hierba, no me importa; sin embargo, en el Sagrario que hay casi enfrente de casa no quiero que falte nunca una rosa; porque yo sí espero, contra toda soberbia empirista, que con sus manos...






1 comentario:

Fernando dijo...

Amén, Inmaculada.